Hay una expresión popular, que dicen que es española, que muestra la forma como ciertas personas actúan en la solución de problemas y en los procesos de negociación o persuasión. Dicha expresión es «muerto el perro se acaba la rabia».
Hay personas que cuando su perro tiene rabia, deciden que la mejor solución es matarlo y con su muerte se va el problema también. En muchas situaciones se cree que la mejor forma de eliminar a la oposición es eliminando a los opositores, pues además están de acuerdo con otro principio que dice que la mejor forma de acabar con una idea es acabando con el autor de la idea. En algunas ocasiones la solución puede ser eliminar, como cuando usted decide cortar una mano cuando esta tiene gangrena.
En la vida real de las empresas se usan estas tácticas. Claro está que no me refiero a asesinatos, pero sí a eliminar la credibilidad de los opositores o a moverlos a otras áreas. Una táctica sucia es la llamada envenenamiento del pozo, en donde se le da al público información negativa y falsa acerca de una persona para que esta pierda la credibilidad ante los demás, así que sus opiniones pierden valor.
Algunos empresarios dicen que «a la competencia no se le desea el mal; se le hace». Esta expresión está en contradicción con la frase de Lincoln que decía «yo elimino a mis enemigos, convirtiéndolos en amigos».